La historia de la SAT comienza el 20 de febrero de 1964 cuando un grupo de cuarenta agricultores encabezados por Don Luis Ridao Clemente, se reúnen para formar el “Grupo Sindical de Colonización de Antas Nº 4016”. El objetivo del “Grupo” era solicitar al Instituto Nacional de Colonización la cesión de los sondeos de agua realizados en Fuente Abad, para efectuar en ellos las obras necesarias para alumbrar aguas. El presupuesto de la empresa fue de 4.650.000 pesetas.
Con la creación del “Grupo” se beneficiaron 118 agricultores que regaban un total de 55 hectáreas y 72 áreas. En un principio su fin era sólo regar los huertos de naranjos ya plantados, no las tierras en blanco. La primera Junta General tiene lugar el 17 de septiembre de 1964 y en ella se aprueba la cesión de los sondeos de Fuente Abad, que habrían de venir acompañados de los dos sondeos del Charco de las Palomas, y además se eligió a la primera Junta Rectora, presidida por don Juan Cano García.
Los Inicios y las primeras obras
Los primeros problemas no tardan en llegar. En 1965 la Concordia, sociedad que administraba el agua que manaba del manantial de la Galería protestó, ya que su volumen se veía afectado por las extracciones de agua que se realizaban el Charco de las Palomas. Tras meses de difíciles negociaciones, se llegó a un acuerdo: los municipios de Vera y Antas dispondrán de estas aguas de recursos propios, en el caso de Antas será la sociedad “La Abundancia”. Durante ese año también se aprobó e inició la primera obra del “Grupo” : la tubería Ballabona- Los Depósitos. Posteriormente, en 1968, empezaría la obra de la tubería La Ballabona-Los Coloraos. A lo largo estos años también acuerdan hacer nuevas conducciones, sondeos y electrificar pozos para poder dar servicio a todos los socios, cuyo número no deja de aumentar.
Una de las principales dificultades de estos años es el cobro de los recibos, lo que llega a provocar que el “Grupo” tenga que pedir un préstamo de 500.000 pesetas. Por eso a lo largo de estos primeros años de vida de la sociedad, la Junta Rectora toma acuerdos sobre el funcionamiento: normas para el reparto de agua, para el cobro, para negársela a aquellos que no paguen además, desde 1970 se empiezan a cobrar recargos: 75 pesetas por cada hora de exceso regada.
Las Juntas Generales, Conversión en SAT y los Primeros Estatutos
En 1977 y después de 13 años en el cargo, Don Juan Cano presenta su dimisión. Le sustituye Don José Fuentes. La nueva Junta Rectora se marca como objetivo primordial redactar una serie de normas que regulen el orden y buen funcionamiento de la sociedad, sobre todo en lo que se refiere al cobro del agua. Uno de los problemas más importantes era la enorme diferencia entre las horas regadas y las facturadas. Este ha sido un asunto recurrente en la historia de la sociedad, que finalmente ha quedado solucionado con la redacción de los Estatutos, aprobados en agosto de 1982 después de cuatro Junta Generales donde se discutieron paso a paso. Han resultado básicos para ordenar el comportamiento de las Juntas Rectoras, socios, celadores y de la economía. Son la base de que el Grupo no tenga deudas. Por ello hay que agradecer inmensamente a los socios su facilidad en cumplirlos.
En 1979 se aprueba la conversión del Grupo Sindical, en Sociedad Agraria de Transformación: S.A.T nº 2503 de Antas. Pero las costumbres son las costumbres y para todos nosotros sigue siendo “El Grupo”
Desde los inicios de la sociedad las Juntas Generales son un acontecimiento de gran interés para los socios. Suelen asistir casi la totalidad y en ellas se producen muchas discusiones, siendo en algunos casos necesaria la presencia de la Guardia Civil. Como muestra de lo anterior, cabe destacar que los años 80 están marcados por continuos cambios en las Juntas Rectoras debido a las luchas de poder y discrepancias sobre la forma de gestionar la sociedad. A pesar de estas discrepancias los miembros de la junta general siempre han conseguido ponerse de acuerdo a la hora de mejorar los sistemas de riego.
Los Embalses base de las Infraestructuras
Desde finales de los años 70, se realizan diversas obras de vital importancia. La primera gran obra, fue el embalse de Espulgaperros, que cuenta con una capacidad de 250.000 m3 y está construido en un terreno cedido por los hermanos Aemmer Giménez. Su construcción se aprobó el 1 de abril de 1978 y costó 11 millones de pesetas.
En 1979 se produce la compra de la finca de Capellanía, que llevó aparejada arduas negociaciones y el sorteo de varios obstáculos, 24 millones de pesetas fue el montante final de la operación.
Esta finca ha servido 20 años más tarde, para construir un embalse (20 de febrero 2000), conectado mediante tuberías con Aljáriz y la Huerta. El embalse de Capellanía, tiene una capacidad de 330.000 m3. Su coste final fue de 100 millones de pesetas, subvencionados por la Junta de Andalucía en un 80%.
En los años 80 se acuerda explotar el pozo del Barranco de las Palas y se deniega la posibilidad de regar el agua de la SAT fuera del termino municipal de Antas.
En enero de 1988 se aprueba la construcción del embalse de El Puntal, ya que el de Espulgaperros no llegaba a regar las tierras de La Huerta. El alcalde de entonces, don Bartolomé Soler Cano, supo mover los hilos para que la Junta de Andalucía pagara en su totalidad las obras del embalse de 65.000 m3 construido en El Puntal.
El 14 de septiembre de 1996 se compra el antiguo local de la Caja Rural que pasará a ser la sede de la SAT.
El trasvase Tajo-Segura
Sin duda alguna lo más importante durante la década de los 80, fue la puesta en marcha del trasvase del Tajo-Segura. Para ello se fundó la Comunidad de Regantes del Bajo Almanzora, para lo que la SAT aportó un capital de 166 millones de pesetas. El Trasvase comenzó a funcionar en 1986 y fueron las primeras aguas no provenientes de pozos que regaron nuestras tierras.
En esta década, la SAT también participó junto con la Comunidad de Regantes del Bajo Almanzora, en la construcción del embalse de El Saltador.
Agua del Guadalquivir
Durante los años 90 la situación del agua se vuelve alarmante, ya que se han agotado los pozos Barranco Palas y Comunal, y las aguas de los pozos Corraliza y La Molinera tienen una conductividad superior a 5 que la invalida para el riego. El Grupo realizó numerosos sondeos, pero sólo dos dieron resultado positivo.
Por ello, en 1997, la Junta General de la SAT decide formar parte de la Junta Central de Usuarios del Valle del Almanzora (Aguas del Almanzora), creada para la explotación del Trasvase Negratín – Almanzora, la mayor obra hidráulica realizada en España con financiación privada. El grupo participó con 2.108 acciones por un importe total de 999.192 euros, el 8,78%.
La inversión no ha podido ser más rentable y fructífera para los agricultores de Antas, pues supone que, de los 43 Hm3 anuales de agua del Guadalquivir de que es concesionaria Aguas del Almanzora, 4 Hm3 vienen todos los años a Antas, a los que hay que sumar nuestra parte de los derechos correspondientes a las 1.500 hectáreas de tierras de regadío adquiridas por Aguas del Almanzora en la provincia de Sevilla, así como los beneficios generados por el cultivo de arroz en ellas.
Los últimos años han estado marcados por la puesta en funcionamiento de la finca de la Ballabona y la constitución, en 2007, de la SAT como Comunidad de Regantes.
Se han instalado contadores y prefiltros, así como una tubería que va desde los arcos de las Monjas al cortijo del tío Cándido. Se ha instalado la tubería de Las Cañás, se han realizado mejoras en la del Puntal, se ha arreglado el pozo Barranco Palas y se han conectado los tres embalses de la SAT.
La Sociedad ha pasado de tener deudas a dar beneficios con los que pagar los repartos, hacer frente a desastres naturales como la última riada y acometer nuevas inversiones para mejorar las instalaciones de riego.
La historia de la SAT comenzó hace más de 50 años con 40 agricultores, hoy somos 631 los que la formamos y hemos pasado de regar 55 hectáreas a más de 2.000.
Se han construido embalses y pozos, instalado tuberías, comprado fincas y participado en obras de gran trascendencia y envergadura.
Nuestra historia está construida a través del amor a nuestra tierra, que nos ha unido a la hora de superar las dificultades. El futuro tiene muchos nombres: para el débil es lo inalcanzable, para el miedoso lo desconocido y para el valiente la oportunidad. La SAT nunca ha entendido de miedos y siempre ha sabido aprovechar las oportunidades. Así debe de continuar, al menos otros 50 años.